"Crecimiento creativo"

 
 
“Secretos para una salud superior” con el capítulo “Crecimiento creativo” (pp. 143-150). Barcelona: Editorial CultivaLibros
 

SECRETOS PARA UNA SALUD SUPERIOR
Sentarme frente al mar, junto al faro en Biarritz, un pequeño pueblo al sur de la costa francesa, me resulta siempre una experiencia de extraordinaria belleza plástica con independencia de la estación del año, el estado climatológico o la hora del día en que nos encontremos.

Con cada atardecer y amanecer la Naturaleza juega a ser artista, y lo hace empleando un lenguaje no verbal que le sirve para expresar de forma rica y generosa los más diversos estados, dotando así de un contenido, que podemos elevar a la categoría de artístico, a su propia existencia.

Es el regalo de la luz que tamiza bosques a mediodía, del agua al llegar a la arena tiñéndola de un carmín de Garanza denso, de los miles de rojos, violetas, naranjas o grises que colorean el cielo cada atardecer, tornándolo único e irrepetible.

Ese bello espectáculo logra estremecerme siempre y lo hace porque en su puesta en escena me demuestra que la Naturaleza, con cada gran o pequeña actuación, fluye sin apenas estridencias, en silencio, sin oponer resistencias, siguiendo un orden natural que poco parece entender de razones.

Por eso, cuando reflexiono sobre la condición humana como psicóloga y artista, me gusta establecer un paralelismo entre naturaleza y arte, entre condición humana y arte.

Por que si elevamos la existencia humana al nivel de obra de arte, estamos ampliando los atributos de nuestra identidad como seres humanos y es entonces, cuando nos convertimos en artistas, en artistas de nuestra propia vida.

No nos referimos a un arte que bebe de las fuentes del mercantilismo, que entiende la obra como producto final más o menos bello, fruto de una supuesta habilidad o talento, sino de una concepción del arte esencial y naturalista que, por tanto, recupera la capacidad creadora de todo ser humano y eleva la obra al nivel de única en si misma.

Desde esta perspectiva, el fin último de la obra y por tanto de nuestras vidas se amplía, introduciendo dos dimensiones como son las de la estética y la comunicación.

Una estética que busca la esencia de nosotros mismos y amplía el concepto de percepción más allá de lo fisiológico (táctil, visual, auditivo, olfativo, espacial, etc), introduciendo el sentido de la forma, la búsqueda del equilibrio o la percepción del tiempo, entre otros, y una comunicación que va más allá de lo verbal, invitándonos a conectar con nuestras emociones. Y a través de ellas, con el mundo de la intución y la introspección.

Así como la Naturaleza juega a ser artista y lo hace sin condicionamientos culturales, simplemente “se permite ser” y fluye, de igual manera la expresión artística nos ofrece un espacio donde “nos permitimos ser” y fluimos.


CRECIMIENTO CREATIVO

Una propuesta basada en arteterapia

¿Quien no guarda el ritmo de una melodía, la belleza de una imagen, la intensidad de un color, la armonía de una forma o la calidez de una textura, como algo esencial en su memoria?

Y es que, así como la naturaleza juega a ser artista a partir de su existencia, que es dinámica y profundamente vital, también nosotros podemos jugar a ser artistas de nuestra propia obra, nuestra vida, de forma proactiva y creativa, conectando con nosotros mismos y los demás, fluyendo.

Sin embargo, en un mundo cada vez más pragmático e individualista, nos estamos alejando progresivamente de la naturaleza, de una forma de vida natural originariamente adaptada al ritmo de las estaciones, de una subsistencia basada en el crecimiento sostenido o de unas relaciones sociales centradas, tanto en el compromiso con uno mismo, como con los demás.

Abrumados ante la magnitud de estímulos externos y la primacía de los valores que impone la cultura del “tener” en una sociedad postmodernista, tendemos a dejar en segundo término parte de nuestro “ser”, de nuestra subjetividad.

Me refiero a esa parte de nuestra identidad como personas más cercana a la intuición, vinculada al mundo de las emociones y los afectos, lo irracional e interno, imaginativo e incluso onírico, pero no por ello menos humana y necesaria para poder conectar de forma más auténtica con nosotros mismos y los demás.

¿Pero cómo podemos acceder a esa parte de nuestra identidad para conocerla mejor si parece tan profunda, irracional e instintiva, que no puede ser comprendida ni explicada con palabras?

Solicita el capítulo completo escribiéndome a dianainiesta@hotmail.com